sábado, 12 de septiembre de 2009

Mes de Septiembre en honor de los Santos Angeles


Este mes de septiembre está dedicado a honrar a los Santos Ángeles, ya que en él se celebra la gran festividad de san Miguel Arcángel, originalmente dedicada a todos los bienaventurados espíritus celestiales (como se puede ver por la colecta de la misa del 29 de septiembre). Ya el Credo asegura su existencia. Así, en el Símbolo niceno-constantinopolitano rezamos: “Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem, factorem clei et terrae, visibilium ómnium et invisibilium” (Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible). En la Biblia aparecen los espíritus angélicos del principio al fin, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Se nos presentan como mensajeros de Dios, encargados de importantes misiones en orden a la economía de salvación y auxiliadores de los hombres.


San Miguel Arcángel

Un ángel se aparece a Abraham para impedirle sacrificar a su hijo Isaac; dos visitan en Sodoma a Lot para advertirle que huya de la ciudad destinada a la destrucción; Jacob ve una escala por la que ascienden y descienden del cielo los ángeles de Dios; el arcángel Miguel se muestra a Josué ante Jericó y es señalado por el profeta Daniel como el protector del pueblo de Israel; el arcángel Gabriel se aparece al mismo profeta para revelarle los misterios de los últimos tiempos; el arcángel Rafael acompaña y protege al joven Tobías en sus vicisitudes; el Evangelio de san Lucas habla de la embajada del arcángel Gabriel a la Santísima Virgen; los ángeles aparecen sirviendo a Jesús después de sus tentaciones en el desierto; otro ángel le consuela en la agonía de Getsemaní; dos ángeles anuncian la Resurrección a las pías mujeres; otros dos anuncian a los discípulos la Parusía después de la Ascensión de Cristo; un ángel libera a san Pedro de su prisión; en el Apocalipsis aparecen precediendo la Segunda Venida de Cristo y acompañándole en santas miríadas en su triunfo sobre el Anticristo, la Bestia y sus secuaces.


San Gabriel Arcángel

¿Cuál es la naturaleza de los ángeles? Son puros espíritus, dotados de entendimiento y voluntad. Pero a diferencia de nosotros los seres humanos, no conocen discursivamente sino por inmediatamente por intuición. Su voluntad es asimismo mucho más perfecta que la nuestra. Una vez que han formado una intención la ponen en acto sin marcha atrás y sin desistimiento. Cada ángel es único y constituye una especie en sí misma. Evidentemente, no estando dotados de cuerpo material, no tienen forma ni sexo, aunque al manifestarse a los hombres adquieren forma humana para que puedan éstos percibir por los sentidos lo que Dios quiere comunicarles por medio de sus mensajeros. Los ángeles ejercen poder sobre las cosas materiales y las fuerzas de la naturaleza por su pura acción espiritual.



San Rafael Arcángel


Los ángeles tienen su propia historia, que viene a ser como nuestra “prehistoria espiritual”. Antes de la creación material, Dios produjo de la nada millones y millones de espíritus para su mayor gloria y su servicio. Estableció entre ellos una jerarquía de tres órdenes divididos en nueve coros. El primer orden fue dedicado a Dios Padre, constando de tres jerarquías: serafines, querubines y tronos; el segundo orden fue dedicado a Dios Hijo, estando compuesto de otras tres jerarquías: dominaciones, potestades y virtudes; el tercer orden, en fin, fue dedicado al Espíritu Santo y quedó conformado de otras tres jerarquías: los principados, los arcángeles y los ángeles. Se cree que Dios sometió a sus ángeles a una prueba (algunos sostienen que se trató de la revelación de la creación del hombre). El más hermoso de los serafines, llamado Luzbel, se rebeló contra su Creador al grito de “Non serviam!” (No obedeceré) y arrastró tras de sí a la tercera parte de los espíritus celestiales, entablándose una batalla en el cielo con los ángeles fieles capitaneados por un humilde arcángel: san Miguel, el cual respondió al soberbio serafín con la exclamación que le dio el nombre “Quis ut Deus?” (Quién como Dios?). Luzbel y sus secuaces fueron arrojados al tártaro, siendo privados de la visión de Dios por toda la eternidad. El acto volitivo de rebelión fue instantáneo y no cupo arrepentimiento. Así fue como surgieron los demonios, con Lucifer o Satanás, como su jefe.

Dios creó entonces el mundo material, haciendo rey de él al ser humano, al que creo a su imagen y semejanza, dotado de entendimiento y voluntad, aunque sometido a las limitaciones de la carne. Los hizo varón y hembra para que fueran un icono de la Trinidad. También les puso una prueba, que no superaron, pero, a diferencia de los ángeles rebeldes (cuya voluntad era inflexible y como fosilizada en el mal), les ofreció la Redención en su Hijo, que se encarnaría para salvar a la raza humana. Ciertos teólogos sostienen que Dios tiene previsto cubrir con los elegidos de entre los hombres los puestos dejados vacantes por los ángeles caídos. Éstos intentan por todos los medios tentar a aquéllos y arrastrarlos a la común condenación. Pero Dios ha dispuesto que los ángeles buenos ayuden a sus criaturas humanas a perseverar en su gracia y salvarse. Ha dispuesto un ángel guardián para cada hombre; pero además, otros ángeles protegen las naciones, las sociedades, las ciudades y las comunidades humanas. Nunca sabremos en su justa medida hasta qué punto estamos en deuda con nuestros hermanos mayores de la creación; por eso hemos de invocarlos con frecuencia, honrarlos y darles gracias por su asistencia tanto espiritual como temporal, pues no sólo nos asisten en nuestras tentaciones, sino también en nuestros peligros materiales.

El día de la semana dedicado especialmente a los Santos Ángeles es el martes. Procuremos santificarlo siempre con ejercicios de piedad, especialmente oyendo la Santa Misa en su honor y encomendando a Dios nuestras intenciones por su intermedio. En este mes de septiembre, además, dediquémonos a profundizar en la teología de los ángeles, para lo que recomendamos la lectura de un clásico: el tratado De coelesti hierarchia (Sobre la jerarquía celestial) del Pseudo-Dionisio Areopagita. Lamentablemente no se encuentra todavía en la red en su traducción castellana, pero vale la pena comprar el volumen de las Obras Completas de este autor publicado por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC)

Texto tomado de Costumbrario Tradicional Católico

No hay comentarios:

Publicar un comentario