sábado, 30 de mayo de 2009

Domingo de Pentecostés

La Venida del Espíritu Santo

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido semejante a una fuerte ráfaga de viento que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas según el Espíritu les permitía expresarse.

Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oirse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y estupor decían “¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?” ¿Cómo es que cada uno de nosostros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. (Hch. 2, 1-11)

HIMNO VENI CREATOR SPIRITUS

Veni Creator Spiritus es un himno de la Iglesia que invoca la presencia del Espíritu Santo. El Breviario Romano asigna este himno a las Vísperas (I y II) y a la Tercia de Pentecostés y en toda su octava. La Iglesia también lo canta en funciones solemnes tales como la elección de Papas, la consagración de obispos, la ordenación de sacerdotes, la dedicación de iglesias, la celebración de sínodos o concilios, la coronación de reyes, etc. También se canta en ceremonias más privadas que acompañan la apertura y el cierre del año académico en instituciones de enseñanza.
El himno ha sido atribuido con buenas evidencias a Rabano Mauro (Rabanus Maurus, 780-856), quien fuera abad de Fulda y arzobispo de Maguncia; también a San Ambrosio y a San Gregorio Magno, pero sin evidencia real para una u otra atribución.

El concilio celebrado en Reims en 1049, que presidió el Papa León IX, se cantó al comienzo de la tercera sesión en lugar del antífona ordinaria, “Exaudi nos, Domine”.

Los fieles en gracia de Dios reciben una indulgencia plenaria si lo recitan el primer día del año o el día de Pentecostés.


Veni, Creator Spiritus
mentes tuorum visita
Imple superna gratia
quaetu creasti pectora.

Qui dicerisParaclitus
Altissimi, donum Dei
fons vivus, ignis, caritas,
et spiritalis unctio.

Tu septiformis munere,
digitus, paternae dextere
tu rite promissum Patris,
sermone ditans guttura.

Accende lumen sensibus,
infunde amorem cordibus,
infirma nostri corporis,
virtute firmans perpeti.

Hostem repellas longius,
pacemque dones protinus,
ductore sic te praevio,
vitemus omne noxium.

Per te sciamus da Patrem,
noscamus atque Filium,
teque utriusque Spiritum
credamus omni tempore.

Deo Patri sit gloria,
et Filio qui a mortuis surrexit,
ac Paraclito in saeculorum saecula.

Amen.



Español

Ven Espíritu creador;
visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina gracia los corazones
que Tú mismo has creado.

Tú eres nuestro consuelo,
don de Dios altísimo,fuente viva,
fuego, caridady espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros
los siete dones;
Tú el dedo de la mano de Dios,

Tú el prometido del Padre,
pones en nuestros labios
los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu amor en nuestros corazones
y con tu perpetuo auxilio,
fortalece nuestra frágil carne.

Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo nuestro guía
evitaremos todo lo que es nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo y que en Ti,
que eres el Espíritu de ambos,
creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre
y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos de los siglos.

Amén






Secuencia Veni Sancte Spiritus

Veni Sancte Spiritus es un poema originalmente en latín en el cual la Iglesia pide la asistencia del Espíritu Santo.

Recuerda la primera venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles en Pentecostés narrada en el capítulo 2 de los Hechos de los Apóstoles. Se le atribuye al arzobispo de Canterbury Stephen Langton (1160-1228) y al Papa Inocencia III.

Veni Sancte Spiritus es una de las secuencias preservadas luego del Concilio de Trento. También se le llama la secuencia de oro y se canta durante la Misa el Domingo de Pentecostés


Veni Sancte Spiritus
et emitte caelitus
lucis tuae radium.

Veni pater pauperum,
veni dator munerum,
veni lumen cordium.
Consolator optime
Dulcis hospes animae,
dulce refrigerium.
In labore requies
in aestu temperies,
in fletu solatium.

O lux beatissima,
reple cordis intima
tuorum fidelium.

Sine tuo numine
nihil est in homine,
nihil est innoxium.

Lava quod est sordidum,
riga quod est aridum,
sana quod est saucium.

Flecte quod est rigidum,
fove quod est frigidum,
rege quod est devium.

Da tuis fidelibus
in te confidentibus
sacrum septenarium.

Da virtutis meritum,
da salutis exitum,
da perenne gaudium.

Amen. Alleluia.


Español

Ven, Espíritu Santo,
y envía del Cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de gracias,
ven luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
su dulce refrigerio.

Descanso en la fatiga,
brisa en el estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima!
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles.

Sin tu ayuda,
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.

Lava lo que está manchado,
riega lo que está árido,
sana lo que está herido.

Dobla lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está extraviado.
Concede a tus fieles,
que en Ti confían
tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.

Amén. Aleluya.








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